23 de octubre de 2011

A un paso del futuro.

Con este ensayo, lo que busco es exponer información clara, entendible y útil sobre los superconductores. Como también me gustaría que se percaten de lo grandioso de estos materiales y de los grandes adelantos que podríamos lograr al utilizarlos de mejor forma.

La superconductividad fue descubierta en 1911 y es uno de los efectos de la física con más eco en los premios Nobel. Los superconductores son aquellos materiales que poseen una capacidad de conducción electromagnética mucho mayor a los demás materiales, ya que presentan una resistencia y pérdida energética nula, en ciertas condiciones. Esto es tan impresionante que podríamos tener avances  y mejoras inimaginables en campos como la comunicación, el transporte, entre otros. Pienso que fue descubierta hace ya un buen tiempo, deberíamos estar aprovechando mejor esta interesante propiedad de las sustancias, a mi parecer.

En los conductores metálicos la resistividad eléctrica disminuye gradualmente cuando su temperatura se reduce. En los conductores, como el cobre, las impurezas y otros defectos producen un valor límite. Incluso cerca de cero, un trozo de cobre tiene una resistencia no nula. Pero la resistencia de un material superconductor presenta una resistencia nula cuando éste alcanza su temperatura crítica. En pocas palabras, al conducir electricidad, el material permitirá que la misma energía que se implanta sea la que llegue. Creo que es algo realmente útil y beneficioso.

La temperatura crítica es aquella temperatura en que un material superconductor adquiere las propiedades de éstos, si un superconductor supera su temperatura crítica (aproximadamente -273°C) toda la superconductividad desaparecerá.

La sustancia que se aplica normalmente a los superconductores para que lleguen a su temperatura crítica es el nitrógeno líquido, ya que éste hace descender bruscamente la temperatura del material sobre el que se aplica, además lo hace de forma tal, que los materiales llegan a tan bajas temperaturas, como lo es la temperatura crítica. Esta es la principal razón de porqué es tan difícil el uso de superconductores, es en extremo complicado y caro mantener esa temperatura, pero yo creo que es muy factible que exista una alternativa más sencilla de conservar las propiedades superconductoras del material.
Un superconductor puede hacer que un objeto se mantenga
estático en el aire.

Aunque la superconductividad es una propiedad eléctrica, sus mayores aplicaciones han sido en el campo de las fuerzas magnéticas, ya que con estos materiales se produce algo llamado “Efecto Meissner” que lo que hace es que cuando tenemos un superconductor en su temperatura crítica y le ponemos encima un imán, éste “flotará” gracias al campo magnético que produce el superconductor, es algo realmente entretenido de apreciar.

Existen dos tipos de superconductores. Los del Tipo I, que son aquellos que tienen una baja temperatura de fusión y son mecánicamente suaves y relativamente fáciles de obtener en un estado bastante puro. El comportamiento de muchas aleaciones y de algunos metales superconductores con mayor refracción es complejo e individual, particularmente cuando son expuestos a un campo magnético en estado superconductor, éstos son los del Tipo II. Y si la superconductividad se conserva incluso con la presencia de campos magnéticos potentes, se les conoce como duros o de campo intenso.

Estoy seguro de que gracias a los superconductores se realizarán grandes avances científicos, como en el área de los medios de transporte. En el 2008 se descubrieron algunos materiales superconductores que funcionaban a con mayor temperatura crítica, lo que nos da una buena expectativa de lo que se viene, si esto sigue así se producirán grandes adelantos en la ciencia. Sólo hay que continuar con las investigaciones para que pronto podamos disfrutar a cabalidad de los superconductores. Espero que esta no sea una de las tantas ocasiones en que tenemos a la mano un espectacular recurso y no lo usamos de forma adecuada. Es típico que no aprovechamos un descubrimiento o, en el caso contrario, lo sobreexplotamos. Sólo pensamos en nosotros, en nuestro presente, pero debemos proyectarnos también hacia el futuro. Nuestros hijos, nietos, etc. también tienen el derecho de disfrutar de estos beneficios.

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